sábado, 19 de noviembre de 2011

De la Cabimas de hoy

De mucho leer de todo he encontrado por allí en un buen diario que circula en mi Cabimas algunos escritos del señor Pedro Ramón Estrada. Fascinado quedé al leer la pasión con la que evoca al recuerdo y describe nuestra hermosa ciudad de antaño. Fijad pues que yo lo leo pero, por los veintiocho regalos de niño Jesús que he atesorado, no logro atinar en sus recuerdos, no conocí esas épocas, y si de disponerme a escribir acerca de Cabimas tal como me pidió una de esas dulcineas de ojos castaños, lo haré evocando el presente pues es el que conozco.


 No seré cronista del pasado, seré entonces cronista del futuro y lo digo mientras la historia se escribe por nosotros: la gente de hoy.

Comienzo pues haciendo una crónica de los lugares emblemáticos de la Cabimas de hoy y me viene a la mente aquel bar con el nombre de la ciudad de Cien Años de Soledad, Macondo, el bar de Pombo; el depósito de licores de la Avenida 32 que burla toda disposición legal y abre todos los días a toda hora: la “Farmacia” le llaman mis amigos; la redoma del Nuevo Juan con sus eternos trabajadores petroleros, esos mismos que representan al trabajador zuliano que los visten de blanco o rojo según el gobernante de turno; el liceo Chávez: tan de ayer, tan de hoy, tan del mañana, la misteriosa logia de la calle de las sastrerías detrás de la Catedral: esa logia a la cual algún día quisiera ser invitado; el auto-lavado de Eduardo en la calle unión de Ambrosio donde más son las fiestas que en él se hacen que los carros que lavan; una Plaza Bolívar que existió y hoy solo queda la esperanza de que vuelva; las arepitas de Mimo donde se fríe hasta el vuelto; y el San Benito de Ambrosio que tanto me gusta y espero en la esquina del Arabito.

De lado no puedo dejar lo más importante de Cabimas: la gente de hoy. Y cito con mucho respeto y especial jocosidad a nuestros indigentes, tan ellos, tan originales: Mayito y su frasco de Cocuy que le acompaña por su circundar de a pie por la ciudad; Beto: eterno en el semáforo de la Riderina, con su afro ya pintando canas; otro cuyo nombre no sé pero que en cada esquina que se encuentra bendice los carros y con una señal de la cruz sobre el capó termina su oración para luego pedir dinero; también los eternos zapateros de la Catedral; y hasta un personaje que nunca puede faltar en el bar que está detrás del CDI de Las Cuarenta, siempre hablando de gaitas, siempre hablando bien de Chávez pero con una gorra de los Yankees de New York, ¡qué tipo!

Son éstos los lugares y personajes memorables de la Cabimas de hoy, esos del día a día, que hoy se hacen dignos de ser citados y que mañana serán temas de las crónicas históricas de nuestra urbe.



Oscar Nava Matheus 
Profesor 
eduardo_matheus_3@hotmail.com
Publicado en El Regional del Zulia 19/11/2011