viernes, 16 de octubre de 2015

Los velorios de antes

En los años 50, 60 y 70, velar a los difuntos era una tradición hasta el amanecer. En esos años no existían capillas velatorias y las personas realizaban los velorios en sus casas. 

No es que ahora no se realicen allí, pero la inseguridad y el temor a ser atracado han modificado en buena parte la hora del velatorio y el lugar del mismo. Era común que un velorio de antes, las personas ocuparan la parte del frente y algo de la carretera de la casa del difunto. 

La repartición de café y bocadillos tenia como objeto a mantener a los asistentes despiertos para que aguantaran hasta el amanecer. Debido a los bocadillos que repartían, también se daban cita en los velorios cuanto borrachito e indigente, pues allí tenia seguro algo de comida. 

Otra practica bastante común de esa época, era algo en contra posición con el dolor y la pena que el difunto le causaba a sus familiares, y era que para mantener despiertas a las personas y hacerle la estadía menos aburrida se contaban chistes. 

En esos años había un funerario y preparador de muertos de apellido Mavares, que si no me equivoco viene siendo el padre de la dueña de la capilla velotoria Santa Elena. Ese señor era tan elocuente y con tanta gracia para los chistes que sus servicios eran los más solicitados, debido a su pericia como preparador y como contador de chistes. 

Era común que las personas en un velorio buscaran con la mirada al señor Mavares, quien en esos años se convirtió en la atracción de los velorios.

Nestor Luis Pérez Borjas
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.


A esto hay que agregar las plañideras, que eran las mujeres que se les pagaba para llorar en el funeral de una persona. La palabra viene de plañir (sollozar) y ésta del latín plangere.  

Y en cuanto a los borrachitos el más popular fue "El Pinguino", y si pulsas el enlace anterior conocerás su historia.