viernes, 5 de agosto de 2016

LAS PLAÑIDERAS




Esta historia resulta bastante curiosa pocas veces vistas por lo raro de su desarrollo. Resulta que por los años 60, se instaló por la calle el progreso del casco central de Cabimas, una empresa de distribución de productos lácteos llamada INDOSA

Aquella empresa tenía como gerente a un sujeto italiano, como de unos treinta y cinco años de edad, alto, delgado, de tez blanca, bien parecido, pero bastante calvo de nombre Giuseppe Carantone

A este señor le apasionaban los vehículos deportivos, lo cual para la época solamente era un lujo que únicamente los ricos podían darse. Este señor no tenía amistades por aquella calle, ya que posiblemente era casado en Italia. Las personas de por allá, lo tenían por un elemento de pocos amigos, un poco estirado, con estirpe de hombre arrogante con pretensiones de distinción y finura. Casi siempre se le veía trasladarse de un lado a otro en su vehículo deportivo, al cual le imprimía demasiado velocidad.

Un día de fiesta, este señor se dirigió hacia la autopista fuera de la ciudad y le imprimió tanta velocidad a su carrito con la mala suerte de volcarse y matarse. La noticia se regó como pólvora, causando honda impresión a las personas de por allá.


El día del velorio, resultó una gran sorpresa para las personas que vivían aquella calle, puesto que algunas mujeres jóvenes, entre las que se contaba una un poco subida de edad, se presentaron vestidas de luto y comenzaron a llorar al difunto con tal desesperación, que daban la impresión de que el tipo se había montado un harén clandestino con ellas y éstas, lloraban al marido muerto. 


El caso fue que a ningunas de esas jóvenes ese señor les llegó a pasar palabras,por lo menos no que se supiera, pero las igualadas féminas se habían hecho ilusiones con aquel galán que había partido al más allá, dejando muchos corazones rotos sin haber hecho nada para haberlas conquistado.


 Ellas se habían hecho la ilusión y esperanza, aguardando pacientemente que el europeo se fijara en una de ellas. Ahora lloraban con profundo amor platónico al finado galán. 

Un elemento que vivía por allá al que llamaban el loco Javier, se atrevió a decir que los dueños de la empresa había contratado a esas chicas, para que hicieran el papel de plañideras, es decir, mujeres pagadas para llorar, mientras que otro que escuchó el comentario, aseguro que el difunto galán había tenido su ju ju clandestino con todas ellas, sin que las féminas entre si se enteraran. Que lengua.

MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.

Nestor Luis Perez Borjas