lunes, 3 de agosto de 2020

Indigentes, borrachitos y personajes populares - Memorias del pasado

María Caraota, Petra, Betty, Julito, Satanás, Lázaro.
De Néstor Luis Pérez Borjas .

Relatos históricos de Cabimas.

Las ciudades se hacen celebres por su historia, por sus monumentos, por sus iconos, o por aquellos personajes que dejaron una huella imperecedera en la memoria histórica, los cuales pudieran ser hombres o mujeres notables, pero también personas comunes, entre ellos aquellos que deambulaban por la ciudad y que se hicieron celebres por su particular forma de vestir y por su particular forma de ser.

En Cabimas se ha hablado de hombres celebres de connotados méritos, pero no hay que olvidar aquellos personajes populares, que a pesar de no haber llevado una vida ejemplar marcaron una referencia, que sin duda identificó a la ciudad y que formaron parte de la memoria histórica de Cabimas.

En las adyacencias del Pasaje Sorocaima, antiguo centro comercial ubicado en lo que es hoy la plaza Bolívar, y el mercado popular, enmarcado en el mismo lugar, allá por los años 60 y 70, se daban cita a diario una cantidad de personajes, que con su particular actitud formaron parte del acervo cultural y folclórico de la región.

De esos años se recuerda al célebre Pingüino, un pequeño hombrecito que le dieron ese nombre debido su forma inclinada de caminar y por su manera de vestir al usar un flux grande que le llegaba hasta las rodillas. Por lo general se la mantenía en los velorios y vendía billetes de lotería vencidos y cuando lograba realizar una venta decía “el que cayó cayó”.

Había otro personaje al que llamaban Culebra Boba. Este pobre hombre padecía el mal del sambito y a veces se le aceleraba tanto que se desbocaba y empezaba a correr sin control llevándose todo a su paso, hasta que finalmente se estrellaba contra lo que fuera y de esa forma era que se detenía.

Otro personaje lo llamaban Todavía, pero que en realidad se llamaba Tobías, pero al mencionarlo como Todavía se enfurecía. Por esa tontería se ponía bravo y comenzaba a pelear y a insultar con palabras soeces. La gente se las ingeniaba para hablar cualquier cosa que mencionara la palabra todavía con el objeto de molestarlo.

Había dos mujeres que solían emborracharse, a una la llamaban La Ampolleta y a la otra La Escopeta. La ampolleta se ponía a llorar y corría al ser amenazada con una inyectadora. Ésta pobre mujer parió varios niños de diferentes borrachitos que la tomaban aprovechando su embriaguez, debido a que a esa inyectadora sin aguja no le tenía miedo pues disfrutaba mucho según contaban.

La escopeta era una mujer muy alta y delgada por eso le dieron ese nombre, siempre andaba borracha.

Otra mujer bastante conocida fue la que llamaban La Puyona, una meretriz exprés que frecuentaba los lugares abandonados, a la que solían hacerle cola por lo barato de la tarifa.


El llamado Satanás fue un siniestro personaje que fue declarado enemigo público número uno por sus muchos delitos. Solía vestirse de mujer y era experto en arrebatones. Aquí hay una anécdota de Jorge Trujillo Durán con Satanás.





Se conoció también a una viejita de baja estatura a la que llamaban Anita la manicera, ésta señora se maquillaba de forma exagerada y vendía maní en el cine internacional. Estaba otra mujer también muy pequeñita llamada la Medio Metro, a ésta pobres señora le daban ataque de epilepsia y la gente se aglomeraba sin saber que le sucedía.

Otra ancianita que solía vestir de negro llamada Barbarita proveniente del barrio tierra negra solía recorrer el comercio y cuando un chistoso le daba algún dinero para molestar un turco, esta lo tomaba de sorpresa por detrás y abrazándolo le hacía un movimiento similar al baile del perreo. Eso era un gran espectáculo callejero.

Había un borrachito indigente llamado Cuatrocientos, le daban ese apodo debido al peso del bulto de mercancía que lograba cargar sobre sus hombros para el comercio, el cual según, pesaba 400 kilos.

El negro Camejo, otro borracho, también se dedicaba e esa faena y en tiempos de San Benito, al igual que 400 tocaban el requinto, tambor principal de los chimbangueles. Ambos murieron ahogados en el lago.



También hay que recordar a Ali, el llamado camarada, el cual solía barrer dos calles del casco central. El pobre hombre no era normal y tiempo después fue encontrado ahorcado en un árbol del parque Bolívar.



Otro pequeño hombrecito al que llamaban mondongo estaba entre los más populares, sin dejar de mencionar al loco Julio y el llamado Bolivita.

Uno de tantos borrachos, no recuerdo su nombre, se encontraba caminando por el lodazal que se formaba cuando llovía por las calles de mercado viejo y más o menos diagonal a puesto de chicha de Vicuña resbaló y cayó sentado. El hombre se puso de pie y enseguida se tocó el bolsillo de la parte trasera donde llevaba una botellita de cocuy y sintiendo que un líquido le recorría la pierna dijo “Dios mío que sea sangre” .

Otros personajes hicieron vida en los diferentes sectores de Cabimas y el lector que los recuerde bien podrá exponerlo.

Néstor Luis Pérez Borjas

Yo voy a agregar que cuando mi papá tenia su oficina en la calle Colón, por 1974-75 , frente al Rancho de licores de Pombo, veía siempre a una vieja, que llamaban María Caraota. Los muchachos que trabajaban en la oficina de papá, le gritaban "María te doy un real" y la vieja comenzaba a hacerle "el perreo" a un poste. Y si no le daban el real, te saltaba una lluvia de improperios. Supe que murió atropellada por un vehículo.

Rafael Rangel