El surtidor de la época tenia una botella en la parte superior, con unas marcas. Uno movía una palanca que por vacío hacia subir la gasolina a la botella y luego por gravedad caía por una manguera hacia el automóvil. De acuerdo a las marcas de la botella se calculaba cuanto se consumía y se pagaba.
Fué tan buen negocio que cuando en la V.O.C (Venezuela Oil Conssesion) no llegaba el dinero completo para pagar la nómina de los americanos, le pedían prestado a Don Victor, y el les enviaba una carretilla de Morocotas de Oro.
Bomba La Rosa en década de 1940. Foto de Victor Manuel Urdaneta López |
La otra bomba se fundo después en la Montañita, y se llamaba "La Estaca".
Rafael Rangel