miércoles, 9 de diciembre de 2020
Jesús Prieto Soto
Las icoteas en La Rosa
En Semana Santa, mi abuela Sara Montiel de Urribarri, preparaba diferentes platos: ,Bocachicos y Corvinas, Lisas Asadas, sopa de Armadillo en Coco acompañado con plátanos asados. Pero había un plato que resaltaba y éste solo lo hacía una ves al año y precisamente para esos días santos, el cual era el Guiso de Icotea Empanizada.
J & F Alonso HIELO
Fundada a principios de los año 1900,su lugar de origen fue al lado del mercado viejo de Cabimas, justo al final de la calle y frente a la famosa tienda La Ganadera.
El edificio estaba construido de concreto armado de dos plantas. Extraían el agua del lago y la destilaban con las calderas operadas con gas natural, su la planta de congelación era a base de amoniaco. También vendían el agua dulce y la vendían a los agüeros que las transportaban en las famosas latas y carretas.
El acueducto de Cabimas era agua del lago. Estaba pegada a la orilla del lago ,casi toda la estructura fue reducida para dar paso a la construcción del bulevar.
ORIGEN DEL BAR EL MARGARITEÑO.
Bilbao el Español y Teodoro Boada.
Fotografía : Leandro Boada
En los años 50 en pleno apogeo del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, hubo un acontecimiento que originó un punto de encuentro clandestino en aquellos días de dictadura.
En ese tiempo había una bodega que se encontraba ubicada en la esquina que conduce a la entrada de la extensión de LUZ, a un costado del hoy colegio costa Oriental ubicado por la calle el progreso del casco central de Cabimas.
lunes, 3 de agosto de 2020
Indigentes, borrachitos y personajes populares - Memorias del pasado
Los Player's nacen en Cabimas
miércoles, 17 de abril de 2019
LOCHAS
- la Puya, con valor de 5 céntimos y
- la Locha, con valor de 12 ½ céntimos) o de plata como
- el medio, con valor de 25 céntimos;
- el real, con valor de 50 céntimos,
- el bolívar, con valor de 100 céntimos, también había
- la peceta con valor de 2 bolívares y
- el Fuerte o Cachete, de 5 bolívares).
Ahora, si deseas saber más de esta moneda, desde el punto de vista histórico y numismático, les recomiendo el articulo:
La Locha por Carlos Alberto Camacho CastellanosExperto en Notafilia y Numismática de VenezuelaCronista en investigador de Historia de Venezuela
sábado, 18 de noviembre de 2017
PRIMERA COOPERATIVA DE CABÍMAS.
La primera cooperativa de la cual tuve conocimiento se fundó por la calle el progreso del casco central de Cabimas en los años 50 60 y 70, siendo su único objetivo la lectura, particularmente del diario Panorama.
Esa pequeña empresa social y de comunicación estaba conformada por los siguientes señores; Lucio Bellorín, un margariteño iletrado y jubilado dela compañía petrolera, quien además era considerado por sus paisanos como un representante de la isla, ya que se encargaba de recibir en su humilde casa, a cuanto margariteño llegaba solicitando hospedaje y orientación en procura de aspirar a trabajar en la compañía CREOLE, hoy día PDVSA.
Lucio Vellorín fue miembro fundador local del partido acción democrática y padre del doctor Miguel Bellorín quien en un periodo se desempeñó como director del hospital de Cabimas cuando estuvo ubicado en las instalaciones que hoy ocupa la escuela Pedro Oporto, la casa de la cultura y oficinas de la UNERBM.
Este señor tenía el compromiso de comprar el periódico el día lunes y martes. El señor Mário Suárez, un humilde comerciante también iletrado, oriundo de la cañada de Urdaneta, tenía el acuerdo de comprarlo el día miércoles y jueves y el viernes y sabado le tocaba comprarlo al señor Jesús Pérez, mi padre, quien era un maracaibero que sabía leer y escribir muy bien y se desempeñaba como uno de los primeros carpinteros artesanales de Cabimas para ese entonces.
Mi padre tenía el acuerdo de leerles el periódico a viva voz, incluyendo las propagandas, para que la pudiera escuchar el señor Lucio, quien era medio sordo. Los días domingos se agregaban en calidad de invitados, otros analfabeta como Teodoro Boada conocido como el guaripete y Manuél Ruiz un andino que vendía carne en el mercado local y que por tal razón lo llamaban el chivo. Estos agregados se turnaban la compra del periódico ese día. Todas esas personas compartían con los demás la oportunidad de enterarse de todo cuanto ocurría en el país y en el mundo, pues la radio y televisión eran un lujo de pocos.
El soporte legal de ese convenio era verbal, es decir, de mutuo acuerdo y sin otras cláusulas que no fuera, lo que pudiéramos llamar un pacto de caballeros. El día lunes empezaba esa rutina bien tempano en la mañana y continuaba todos los días meses y años, contando además con la presencia de un nutrido público que se acomodaban en las aceras para escuchar las noticias del entonces radio bemba, antes de empezar la faena diaria.
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
Nestor Luis Pérez Borjas
QUIEN FUE MANUEL MÉNDEZ
La mayoría de los colegios tienen bien claro el epónimo del mentor de quien lleva su nombre, pero en el caso de la escuela Manuel Méndez de Cabimas, la cual está ubicada al final de la calle el Rosario haciendo esquina con la avenida Andrés Bello y diagonal a la escuela técnica industrial, poco o nada se había sabido.
A continuación relataré una breve reseña histórica de ese insigne personaje, cuya escuela lleva ese nombre, pero antes me voy a permitir exponer la procedencia de su breve historia, ya que la fuente informativa fue de mi completa confianza y estimo sin lugar a dudas por la calidad del exponente que fue historia cierta.
En Cabimas vivió por muchos años un conocido sacerdote, que por su condición de hombre público, marcó con particular importancia algunos hechos históricos de esta región. Me refiero al ya desaparecido padre Marcos Petit, quien era oriundo de Cabimas y se desempeñara como sacerdote, hasta el momento, en que por razones que solo a él concernía, renunciara a sus hábitos sacerdotales para dedicarse a las faenas de la ganadería, la cual ejerció hasta el final de su larga vida.
Razones familiares me unían al amigo Marcos, por lo que sabiendo que se trataba de una enciclopedia ambulante me inclinaba a sostener con él largas conversaciones, pues pocas personas he conocido con tan extenso conocimiento y calidad intelectual como el señor Marcos Petit. En ese entonces yo venia de dar clases en la escuela de artes plásticas Pedro Oporto de Cabimas y todo cuanto concernía a la cultura y la historia de Cabimas, fue y será siempre de mi completo interés.
En una época en que el señor Marcos Petit se desempeñó como sacerdote del municipio Santa Rita, entonces capital de Cabimas cuando éramos Distrito Bolívar, le tocó ser testigo de varios hechos, que por estar relacionados con su actividad sacerdotal, lo pudo constatar y registrar en los documentos que esa parroquia llevaba.
El buen amigo Marcos me relató que a finales del siglo 19 y principios del 20, llegaron procedente de Maracaibo, la familia Méndez.
Era obvio que esa familia era de clase media, pues al llegar a la Rita se dedicaron a la ganadería y fue así que fundaron una pequeña hacienda ganadera. Manuel era el hijo mayor del matrimonio Méndez, el cual había estudiado en Maracaibo hasta alcanzar al grado de bachiller.
Cuando la familia se estableció y dispuso de los braceros que habitaban en el sector para que trabajaran en la hacienda, se percató de lo iletrado de la peonada y en su afán de ayudarlos a superar el analfabetismo improvisó una pequeña escuela al aire libre, resguardándose debajo de un árbol, cuyo extensa copa los protegía del sol.
Esa actividad se extendió a los hijos de sus empleados y otras personas interesadas del sector. En aquellos años no tardó en hacerse famoso, pues la noticia se hizo extensiva y le dio la fama de maestro bondadoso, el cual lo tenía bien merecido, pues contaban, que según, se trataba de una persona de un gran espíritu de colaboración, provisto de una paciencia poco vista.
Ese es el origen de ese gran e insigne maestro, cuyo nombre lleva la mencionada escuela arriba mencionada.
Es difícil precisar la fecha de su nacimiento que nos permita celebrar su cumpleaños, mas sin embargo, se debiera ubicar tentativamente una fecha, a fin de celebrar el día o la semana de Manuel Méndez.
Dedico este escrito al colegio donde estudié la primaria, a su personal docente, administrativo y obrero, a la memoria de muchos de sus maestros que ya partieron de este mundo y en lo particular al señor Marcos Petit, quien me suministrara tan importante información.
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
Nestor Luis Pérez Borjas
miércoles, 25 de octubre de 2017
GRAN ESPECTÁCULO EN LOS CIELOS DE CABIMAS EN TEMPORADA DE VIENTO FUERTE
En los años 50 y 60 era todo un acontecimiento en Cabimas prepararse para la temporada de elevar volantines. En esa época, cuando aún la tecnología estaba muy distante de inventar las computadoras, teléfonos inteligentes y otras novedades, los jóvenes de entonces le dábamos importancia a este y otros eventos, que hoy día prácticamente han desaparecido.
Todos los años esperábamos con ansias los primeros movimientos de vientos fuerte para elevar los volantines, que por lo general se iniciaban en los meses de marzo y abril y al ver los primeros indicios, comenzábamos a buscar afanosamente los materiales para elaborar esos danzantes del aire, los cuales eran llamados también papagayos, petacas, fuga y volantín. Nosotros le decíamos fuga o volantín.
En esos años nos dirigíamos al club italo Cabimas, cuando en sus inicios este estaba ubicado en la calle san José, en un lugar donde hoy funciona una venta de repuestos automotrices, el cual está justamente cruzando a la derecha al finalizar la gran papelería.
Resulta que ese club tenía una cerca elaborada con tubos o varillas de caña de azúcar, y esa madera resultaba ideal, ya que por lo liviana era especial para la elaboración de los volantines. Esa cerca era nuestro proveedor gratuito, ya que cada quien, sin que se dieran cuenta los socios, iba y se apropiaba de una pieza, con la que se podía realizar muchos volantines.
El tamaño y forma era al gusto de cada quien, y para el amarre y estructura general utilizábamos hilaza blanca y para pegar el revestimiento, que por lo general era de papel seda o de fiesta como también le decíamos, ya que con ese material hacían entonces las bambalinas para ambientar los eventos festivos.
Ese papel lo fijábamos con goma escolar sobre las varillas de la estructura del volantín, o una pega llamada pegalotodo y uno alternativo que no tenía costo, ya que utilizabamos las fruta del caujáro que también era excelente. Finalmente, el acabado consistía en salpicar con agua el papel y ponerlo al sol para que se estiraran las arrugas, luego de terminado le poníamos el rabo, para lo cual usábamos tela de ropa vieja y le estábamos luego una cabuya muy fuerte que llamábamos pita para elevarlo.
Cada quien en sus diferentes barriadas procedían a construir sus volantines, para lo cual queda sujeto al recurso e ingenio, tomando en cuenta las limitaciones de cada quien. Al estar listo para ser elevado, los lugares adecuados eran los campos abiertos. Nosotros nos trasladábamos al llamado campito, un extenso terreno de arenas amarillas y que desapareciera para darle paso hoy día a automotriz Cabimas. Aquello era un bello espectáculo de vistosidad, donde el movimiento visto en lo alto del cielo azul, ofrecía un performance de movimiento y lucidos colores, digno de ser apreciado en aquella Cabimas de antaño.
Por esos lados, el experto en construir volantines y elevarlos era un joven de nombre Luis Boada, quien en su vida de adulto se encargó del conocido bar el margariteño. Luis tenía varios volantines, entre ellos uno especial pintado todo de azul que le permitía camuflarse en el cielo azul y que por tal motivo lo habíamos apodado el fantasma, ya que nada más surcaba el cielo, cuando desde otras latitudes, los muchachos de las calles circunvecinas ponían en nuestro espacio aéreo sus respectivos volantines.
El fantasma estaba provisto de 5 turbinas, perdón, quise decir, de 5 tarabas o lengüetas giratorias que lo hacían rugir cuando el viento era fuerte. También tenía un arma secreta instalada al final del rabo, la cual consistía en un taruguito de madera con una hojilla en cruz, que al rozar sobre el hilo que tensaba el volantín invasor lo cortaba y de una vez se venía en picada o se lo llevaba el viento muy lejos.
El asunto no era tan fácil, Luis era un veterano que sabía, que el tamaño o largo del rabo, así como el diseño general, incluyendo doble papel de revestimiento le daba mayor resistencia, seguridad y equilibrio al fantasma. Eso, más la combinación de ciertos movimientos de mano, permitía que el volantín surcara el cielo desafiante, con movimientos versátiles que hacía que se moviera de un lado y otro y se viniera en picada para realizar un ataque y retomar luego el curso normal.
Algunas veces el cielo estaba full de volantines y en lo que lograban identificar al fantasma, cada quien se apresuraba en enrollar el suyo para recogerlo lo más pronto posible, ya que muchas veces veían con lágrimas en los ojos como su bello volantín era atacado y desactivado y dado por perdido en un instante. Era el riesgo que se tomaba entonces, no era por maldad, lo mismo ocurría con los trompos, al ser partido en dos por uno más fuerte, o que te ganaran todas las metras, así era el juego en esa época.
Fueron años inolvidables, donde la emoción se conjugaba con el ingenio, cuyo único objetivo era pasarla bien, en una época donde la actividad deportiva nos mantenía sanos y con una buena dosis de adrenalina. Hoy nada más es historia, es el reflejo de una época de oro que no puedo evitar añorar con profunda nostalgia y que, visto el modernismo de hoy, creo que no se repetirá.
Sirva este relato como un homenaje póstumo dedicado a Luis Boada, compañero de infancia que protagonizó muchas aventuras, hoy día desaparecido.
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
Nestor Luis Pérez Borjas
viernes, 4 de agosto de 2017
Las Gárgolas de Cabimas
La Maldición de Rachel
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
LA MALDICIÓN DE RACHEL.
Esta historia que relatare a continuación aconteció en la calle el progreso del casco central de Cabimas a mediados de los años 60. En esa época el servicio eléctrico en la región era prestado por la entonces compañía anónima de administración y fomento eléctrico (CADAFE) la cual era implacable con aquellos subscritores que no tuvieran al día con el servicio.
A pesar de que en esos años en el país había una pujante actividad comercial impulsada por el auge de la industria petrolera, no todas las personas que trabajaban gozaban de solvencia económica que les permitiera vivir desahogadamente. Muchos padres de familia eran obreros que devengaban un sueldo mínimo, que para pocas personas podía alcanzar, pero que, en aquellos casos, donde la familia era numerosa, era difícil, ya que, no solo era los gastos de alimentación, sino que había que estar al día con los demás servicios, el cual incluía el agua por tubería, ya que en esos años estaban activos los medidores del vital líquido que tiempo después dejaron de funcionar.
Eran años donde salir adelante no era fácil y los adultos mayores que tenían bajo su responsabilidad una familia, debían arreglárselas para solventar las dificultades económicas. No había nada más desagradable que de pronto apareciera una camioneta con una cuadrilla de obreros del INOS (instituto nacional de obras sanitarias) y se llevara el medidor y dejara sin ese servicio a una familia, o que apareciera una camioneta de CADAFE y de igual forma cortaran el suministro eléctrico. Sin embargo, el ingenio y creatividad de las personas para ponerle solución al asunto se ponían en funcionamiento. Más de uno le instalaba a la poceta donde estaba el medidor de agua un niple que consistía en un tubo pequeño que remplazara al medidor confiscado para que hiciera la misma función. También en el caso eléctrico se solventaba colocando unos ganchos a la línea eléctrica y se conectaba de forma fraudulenta.
Mucha gente humilde tenía la pesada carga de cancelar los servicios públicos y encima pagar también alguna póliza funeraria, la cual para ese entonces se cancelaba la módica suma de un bolívar semanal, o esconderse y negarse al también perfumero que dejaba el producto para ser pagado en cómodas cuotas, de igual forma con el turquito que vendía el corte barato y lo dejaba a crédito, o comprarle la leche a Morroco y hasta una lata de agua potable a Marcelino el agüero.
Fue así como las mujeres siempre ingeniosas se abrieron a los negocios para ayudar a solventar al marido los gastos de la familia y para ello vendían empanadas, pastelitos, arepas peladas y blancas, bollitos pelones, dulce de todo tipo, hielo, hayacas, sopa de mondongo, dupletas, rifas, loterías de animalitos, sanes de hamacas, lavado y planchado de ropa etc.
Una tarde se presentó en la casa de habitación de la señora Rachel, una camioneta de la compañía eléctrica CADAFE y un elemento mal encarado le participó que le iba a suspender el servicio y la humilde señora, de forma cortes, en un tono de ruego, le pidió que por favor reconsideraran esa medida, que ella le prometía que al siguiente día bien temprano iría hasta las oficinas a cancelar la deuda. Aquel hombre mal educado le dio la espada y se dirigió a la camioneta y bajó la escalera y la colocó al poste, al tiempo en que sacaba los instrumentos que se enganchaba con una faja de seguridad, provista de alicate y otros utensilios.
Mientras se colocaba aquella odiada indumentaria de trabajo, la señora Rachel usaba otros apelativos de ruego para que no le cortaran la corriente, pero aquel hombre de aspecto arrogante la ignoraba. Cuando el hombre se encontraba ya encaramado a mitad del poste, la señora Raquel, viendo que sus ruegos no eran tomados en cuenta, opto por abandonar su actitud apacible y entró en cólera.
Ya los curiosos y vecinos se habían amontonados para ver aquel triste espectáculo y fue entonces cuando la señora en cuestión le grito a viva voz y dijo-- PERMITA DIOS QUE ESE POSTE SE ROMPA Y TE CAIGAS DE ALLI, MUERGANO. En ese momento, como si aquellas apocalípticas palabras estuvieran provistas de un desconocido poder, el poste crujió y se dobló, generando un chispero como producto de las líneas rosando en el techo de esa casa, que hizo que el hombre perdiera el equilibrio y callera desde lo alto al pavimento. Aquel elemento estaba de color amarillo por el susto y cuando medio cogía aliento, un curioso se le acercó y le dijo-- Tuviste suerte, nadie sobrevive a una maldición de Rachel y vive para contarlo. Con la velocidad del rayo, aquel hombre se montó en la camioneta y emprendió velos huida.
Al otro día, cuando la compañía remplazó el tubo, ya Rachel había cancelado el servicio, pero el hecho curioso fue, que la cuadrilla de hombres que trabajaron allí, se portaron sumamente amables con la agraviada señora.
MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
NESTOR LUIS PEREZ BORJAS