MEMORIAS DEL PASADO
Relatos históricos de Cabimas.
Los años 50, 60 fueron testigos de una cantidad de juegos callejeros que eran costumbre en la ciudad y sus distintas barriadas.
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El Gurrufìo |
En esa época la creatividad y el sano esparcimiento era la novedad de entonces, pues en esos años los jóvenes se agrupaban para jugar cual quier cantidad de juegos que formaban parte de la tradición.
Eran días felices de sana competencia, donde ganar no pasaba de la satisfacción de festejar el triunfo entre aplausos y carcajadas en una época donde los jóvenes no tenían ni siquiera un televisor. Fueron días inolvidables, donde los chiquillos y los más grandecitos se entretenían de manera sana, buscando siempre tener la mente activa.
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El escondido |
Había muchas formas de pasar el tiempo en una actividad que implicaba actividad física y sano deporte.
Era entretenido jugar al
salto alto y largo también,
levantar pesas o practicar el boxeo. Otras veces hacíamos unos pequeños huecos en la orilla de la acera y ganar consistía en atinar en los huecos con unas pelotas que elaborábamos de papel con una piedra de relleno.
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Monopolio |
Recuerdo un juego llamado relevo, una competencia entre cuatro joven, que consistía en correr en sentido contrario y darle la vuelta a la manzana y entregar un distintivo que justificaba cual grupo llegaba primero. También había juegos para los más pequeños como jugar a los vaqueros y a las escondidas, el cual consistía en encontrar al grupo que se escabullía en buscar del mejor escondite. Siempre había uno que perdía y a este le tocaba la tarea de buscar a los demás en otra tanda.
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Ludo |
Había otro juego que consistía en hacer unos cuadros pintados en el pavimento y lograr saltarlos en un pie era el reto, el que los bajara perdía.
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Hula Hula |
También solíamos jugar a la
pareita, que consistía en dejar caer unos billetes que hacíamos con cajitas vacías de cigarrillos, la cual doblábamos cuidadosamente. Aquellos llamados billetes tenían rango de valor, de acuerdo con la marca del cigarrillo. El billete lo poníamos en una pared y al soltarlo desde un metro hacia abajo, ganaba el que lograra caer sobre otro.
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Trompo |
Jugar al
trompo, a las
metras, el
emboque, o elevar un
volantín en temporada de viento era muy divertido.
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Emboque o Perinola |
Las niñas por su parte también tenían sus propios juegos, aun recuerdo algunas que se entretenían cantando un juego llamado
arroz con leche. También solían jugar al
hula hula, un novedoso aro de plástico que servia para que las jóvenes y niñas se lo colocaran en la cintura y después de un rítmico y continuo movimiento de cadera lo hicieran girar de forma circular sin dejarlo caer.
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Volantìn - Papalote o Papagayo |
También
brincaban la cuerda de varias formas.
Con las jóvenes compartíamos
el ludo, el monopolio y las damas. Otro juego para mayorcitos más decididos se llamaba
la prenda y el premio era por lo general un beso, con lo cual se podía iniciar una relación amorosa.
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Metras |
Quizás eran juegos ingenuos en comparación con lo que suelen hacer los jóvenes de hoy, pero estaban llenos de amor y armonía.
En esos días éramos felices jugando
libertad, fusilado, palito en boca, lo recojo, mano en el bolsillo, metra, yo-yo, cuarenta mata.
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Yo-yo |
En fin, un sin número de juegos saludables que mantenían nuestro organismo y mentes ocupadas en sana diversión, con una ejecutoria condicionada al grupo, es decir, eran compartiendo entre todos.
Los juegos computarizados de hoy día son individuales y fomentan el sedentarismo, además atentan contra el dialogo y la interacción. La inseguridad de ahora seria en todo caso un impedimento, que solo va a lograr que el hombre del futuro se deshumanice progresivamente.
Nestor Luis Perez Borjas.