Al iniciarse el gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-1945), el movimiento sindical nuevamente pudo desarrollarse en un ambiente relativamente estable durante unos años, logrando constituirse un centenar de sindicatos. Salvador de la Plaza
El 27 de febrero de 1936, oficialmente queda fundado el Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros (SOEP), en un caserón en plena calle El Rosario, lugar en el que todavía mantiene orgulloso sus viejas paredes el histórico lugar, que hoy es símbolo de la ciudad de Cabimas y de las luchas obreras en el Zulia.
Después de la muerte de Gómez, Cabimas, vista como el centro de explotación petrolera, toma otro aire y con las nuevas libertades sindicales, la sociedad empuja hacia una nueva «época», hacia una ciudad más civilista.
La atropellada creación de Cabimas siempre fue algo desordenada, desde un primer momento como pueblo de doctrina en 1788, pasando luego por asociación de pueblos dispersos hacia finales del siglo, mantiene este aparente desorden. Es así como Cabimas es formada básicamente por la unión de 3 pueblos de pescadores separados entres sí: Ambrosio, Punta Icotea y La Rosa, hasta lograr su nombramiento como ciudad en 1927, fecha cuando es oficializada como tal.
Para aquel entonces, era Cabimas una selva de taladros de madera y acero a todo lo largo y ancho de su línea lacustre, donde, con excepción de los «campos», los viejos hatos y rancherías de pescadores, existían cúmulos dispersos de caseríos y pequeños círculos de familias obreras viviendo en improvisados ranchos, casi siempre en derredor de algún taladro. El taladro fue fuente de energía eléctrica, agua y demás servicios, una fogata donde conversar, protegidos de los mosquitos.
La época
En 1917, con el reventón del Barroso, el Zulia y específicamente Cabimas, entra en la historia universal al descubrirse el más grande de los yacimientos petrolíferos de la época, entre sus montes.
La avaricia de las grandes compañías petroleras, en menos de 20 años, logran consolidar una fuerza obrera aguerrida y antiimperialista que igualmente vuelve a colocar, ahora a Cabimas, en el centro del interés mundial cuando comienza la gran huelga petrolera del año 36. Entonces Venezuela era una pequeña aldea en el mundo, tenía al momento una población de 3.367.347 habitantes donde tan sólo 1 millón de ellos vivían en las ciudades y los otros dos millones trescientos mil eran ciudadanos agrícolas, éramos un país autosuficiente.
Maracaibo era la segunda ciudad poblada del país y alcanzaba a 100.000 habitantes y era un bullicioso puerto comercial, mientras Cabimas albergaba a escasas 18.000 almas, luego de la incesante inmigración hacia el petróleo, hacia la riqueza, hacia la explotación. Era presidente del estado el Dr. Héctor Cuenca, marabino de excepción nacido en 1897. Poeta que usó el seudónimo de Carruyo y de H. C., perteneció al grupo Seremos y quien brindó un gran impulso a la cultura y el crecimiento del estado; fue odontólogo y abogado, doctor en ciencias políticas, diplomático, escritor. Fundó la revistas La hora latina y Poemarios; Las inquietud sonora, El surco vivo. Fue juez del trabajo, miembro de la Corte Superior del Estado Zulia y fue presidente del estado Zulia. Hasta que pretendió ser manejado por los intereses mezquinos de una naciente AD y de unas empresas petroleras antinacionales.
Dos presidentes visitan Cabimas en 5 años
El general Isaías Medina Angarita arriba al Campo Petrolero de Cabimas el 15 de noviembre de 1942, siendo recibido en el Club Victoria de la Caribbean Petroleum Company. Viene de visita y en campaña política, a cimentar la propuesta de una democracia popular, viene a proponer el PDN.
Cinco años antes, en 1937, fue Eleazar López Contreras quien visitó Cabimas, fue una visita diferente. Contreras vino al enterarse de la reciente huelga petrolera, la del 36, y a la inauguración de Ciudad Ojeda, la ciudad creada luego del «intencional» incendio de la centenaria Lagunillas. Según nos narra el historiador Jesús Prieto Soto en la quinta edición de su obra «Luchas proletarias, populares y petroleras.»
El presidente Medina arriba a Cabimas el día 16 luego de un breve paso por Lagunillas. La visita del general se cumplió siguiendo una meticulosa agenda, más las condiciones climatológicas determinadas por encontrarse en toda la costa oriental y especialmente en Cabimas, luego de varios torrenciales aguaceros convertida en un lodazal (situación que aun no ha cambiado), lo que impedía la circulación tanto de peatones, como de vehículos.
«Cabimas, la ciudad de la eterna angustia, compuesta predominantemente por 'gatos', ranchos, inundada por los cuatros costados, sin agua potable, sin cloacas, sin hospital, sin escuelas, sin liceos, sin carreteras, faltándole hasta los más elementales medios de la civilización, pidió a través de los diferentes oradores que intervinieron en representación de las instituciones comunitarias la solución a sus agobiantes necesidades por parte del gobierno nacional».
Ángel Gutiérrez, como testigo vivencial de la época, recordaba: Wilmer González, desde la plaza Bolívar, y a nombre del SOEP de Cabimas, le hizo lo que para entonces era un verdadero reto, o sea, asistir a los salones del otrora poderoso sindicato. Medina no sólo aceptó gustoso la invitación sino que tomó cerveza con los dirigentes y dialogó en forma sencilla con los trabajadores y los periodistas. Jesús Prieto Soto. «Luchas proletarias, populares y petroleras».
Nada mejor para cerrar este anecdótico ejercicio de memoria que recordar que tan solo tres años más tarde, el gobierno de Isaías Medina Angarita, quien había legalizado al Partido Comunista, institucionalizado el voto de la mujer, implementado el sufragio universal, directo y secreto, impuesto la Ley de impuestos petroleros y adelantado la Reforma Agraria, es derrocado en un golpe de estado pro imperialista, adelantado por Rómulo Betancourt y el Coronel Marcos Pérez Jiménez.
Quién sabe, a lo mejor sin el infausto golpe del 18 de octubre de 1945, Venezuela hubiese podido ser otra.
Argenis Ortíz. Semanario ¿Que Pasa? 7 al 13 de noviembre de 2008
jueves, 22 de julio de 2010
Cuando el general Medina Angarita… bebió cerveza en el SOEP
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