domingo, 28 de octubre de 2012

Serapio Agreda: un luchador por su comunidad

Es probable, que el nombre de Serapio Agreda, no signifique o represente nada para muchas personas de las nuevas generaciones de mi comunidad, que no lo conocieron o que nunca escucharon una palabra de él, pero si para los viejos habitantes de este barrio que lo recuerdan por haber emprendido obras de mucho valor e importancia en beneficio de los pobladores de esta comunidad.

Serapio, a quién veíamos transitar por las calles en su bicicleta, era un margariteño que llegó a estas tierras de Cabimas en los años 30, en la búsqueda de mejores condiciones de vida, residenciándose en mi barrio, hasta que logró ingresar a la empresa petrolera Lago.

Tengo que expresar, que a él le debo parte de mi educación, cuando me inscribió en la escuela “Concordia”, hoy “Pedro J. Maninat” en 1938, como hijo de él, permaneciendo en ella hasta el año 1941, cuando egresé de 4º grado.

El era una persona muy cordial, afable y con un sentido de la amistad muy arraigado, que le permitió ganarse el afecto y aprecio de los pobladores de esta región, por su sentido humanitario y el empeño por favorecer a sus semejantes.

En este barrio de la Montañita se casó con Mercedes, una paisana y procreó cuatro hijos: Eridano, Arsenio, Serapio, y el negro que siempre lo acompañaban en sus actividades políticas de su partido A.D. en el cual militaban.

Durante el transcurso de esos años Serapio, el incansable luchador, conociendo la necesidad de una institución de salud en la comunidad, inicia la campaña para que se dote a ese barrio de un dispensario, el cual se logra al construirlo en la vía principal en 1950, siendo el primero que se establece en la ciudad y se asigna como director al Dr. Alfonso Reinoso, persona de una gran sensibilidad social, quien atendió con mucha dedicación el cargo, en lo referente a emergencia, cirugías y los pacientes normales, durante las 24 horas.

Posteriormente, este dispensario fue cerrado al construir un módulo de servicio que incluía ambulatorio, laboratorio, programa PAMI y canchas deportivas.

Luego del dispensario, Serapio en colaboración con otros habitantes, promovió una institución dedicada a favorecer a las personas en situación precaria, para favorecerlas en casos mortuorios, suministrándoles el ataúd y algunos gastos funerarios.

Esta nueva institución, tuvo una duración precaria, pero muchos fueron los favorecidos por esta iniciativa de nuestro recordado amigo Serapio, a quién los habitantes que conocieron de su preocupación no pueden olvidarlo.


Pedro Ramón Estrada 
Cronista de Cabimas 
El Regional del Zulia 27/10/2012