viernes, 13 de enero de 2017

Los dorados 80 en Cabimas

Hablar de los 80 en Cabimas es hablar de cómo el distrito se convirtió en municipio. Es pasearse por la historia en la que un pueblo se abrió paso a la evolución. Uno de sus protagonistas y que apostó a su desarrollo es Moisés Leiva Silva, director de Radio Libertad 620AM. Elocuente, a sus 58 años aún posee una voz gruesa y pausada. Vanguardista en los negocios. Añora el otrora y a los que ya no están. Para él, los dorados 80 abrieron paso al auge económico en Cabimas y, obviamente, que el crecimiento de este noble pueblo se convirtió en la mejor época para la radiodifusión.

En ese entonces solo había dos emisoras en la localidad: Radio Cabimas y Radio Libertad, pero a su juicio la que él dirigía era la de mayor prestigio. Poseía los equipos con mayor tecnología y para los costeños era el medio más inmediato y de rápido alcance. Queda en la avenida El Muelle, en plena avenida principal del casco central y es vecina de la Plaza Bolívar. Lo acompaña el alboroto del área comercial, el repique de las campanas de La Catedral y el resonar de los tambores cuando sale la procesión de san Benito de Palermo, cada 27 de diciembre y 6 de enero.

“En la Plaza Bolívar, todas las tardes, nos reuníamos el obispo (Marcos Tulio Ramírez), los políticos y yo a disfrutar de un café o de un helado en la heladería Royal. Yo era soltero y también detallaba a las mujeres bellas que se paseaban por el lugar. Conversábamos sobre el acontecer y la prosperidad de la época”.

En esa década, Leiva se convirtió en presidente de la Feria Virgen del Rosario. Fue organizador del evento que concentraba todos los sectores y el mayor número de espectadores. Octubre era la fecha más esperada y él tenía la responsabilidad de su éxito. También se convirtió en diputado al Consejo Legislativo y presidente de la Cámara de Radiodifusión.

Y finalizó su entrevista con una sonrisa bañada en satisfacción. “Hace poco fui a comprar un ganado y un señor, de una zona rural de Cabimas, al escuchar mi nombre me dijo: 'Déjeme verlo de cerquita porque no tenía el honor de conocerlo en persona. Déjeme correr y buscar los lentes para verlo de cerquita'". Y concluyó: “A través de la radio te relacionas y la idea es sumar y no restar”.

Siempre recordado  El Pájaro Azul

Otro personaje de la época es Alberto Castro, conocido como el popular Al Castro, el Pájaro Azul, su seudónimo sobrepasa las fronteras del occidente venezolano. El renombre se lo debe a la móvil de noticias donde ejerció su mayor pasión. Conversar con él es como leer un libro lleno de anécdotas, pues en su memoria guarda celosamente cada recuerdo no solo en lo personal, sino sobre la evolución de Cabimas, la tierra por la que apostó a ser partícipe de su desarrollo.

Cuando comenzó a hablar de la década de los 80 recordó al obispo Marcos Tulio Ramírez. Dice que Cabimas le debe el  entusiasmo que inyectó a los miembros de cada sector para reclamar lo que por derecho les correspondía.

Nació en Coro. Perteneció a la Guardia Nacional, pero su pasión por el periodismo y la locución lo desvió de las filas verdes. En una hoja de libreta, de esas que utilizan los periodistas, escribió con letra legible y corrida que en la década de los 80 “tuvo la suerte de cubrir los momentos más históricos que ocurrieron en la Costa Oriental del Lago”. Mencionó la construcción del bulervar costanero, corredor vial Pedro Lucas Urribarrí, activación del Centro Cívico de Cabimas –a su juicio el más completo del mundo-, creación de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt.

“Los 80 fueron los mejores para Cabimas, los dorados. La palabra clave de ese entonces fue auge”. También recuerda con beneplácito la entrevista que le hizo al candidato presidencial Carlos Andrés Pérez.  “El 'Gocho' preguntó a los que lo rodeaban cuántos Al Castro habían porque vi uno en el aeropuerto (que quedaba en Mene Grande) y otro en el Centro Cívico en Cabimas. Mientras ellos guabineaban, conversaban y saludaban, yo corría hasta El Pájaro Azul y me venía esmollejao hasta el otro punto de encuentro. Estaba en todas partes. Esos tiempos fueron de oro”.

Ahora cuenta con 78 años y las ganas intactas de seguir defendiendo los intereses de la ciudad que lo vio crecer. Ya no se monta en El Pájaro Azul. Estudia la cristalización de otros proyectos, siempre en la radiodifusión.

Formaban un alboroto, al llegar la paridera

El nombre de la mujer de tez blanca y ojos claros, quien ayudó a traer al mundo a más de cinco mil niños e incluso a los primeros siameses de Cabimas, se inmortalizó luego de que el gaitero Neguito Borjas la enalteció en el verso III de la gaita Punta Icotea, en 1987. Formaban un alboroto, al llegar la paridera. Y era Margarita Soto. La comadrona más buena.

El tarareo de la gaita retumbó los recuerdos en centenares de hogares costeños. Pero el nombre de Margarita Soto ya no era  solo una expresión para referirse a la comadrona, pues en los 80 una lesión en el brazo le hizo retomar su amor por las artes y su nombre no dejó de tomar fuerza.

En sus pinturas narró motivos cotidianos, sucesos de su entorno, las fiestas religiosas, las ferias y los temas históricos. Su trabajo  se caracterizó por la presencia de niños y en sus cuadros  predomina el uso de los colores puros, especialmente el azul y el amarillo, con los cuales lograba matices que le imprimían una atmósfera de júbilo a las escenas descritas. Falleció el 10 de octubre de 1994. Cuatro años después de su muerte fue inaugurada la casa museo en su honor.

Blog para visitar

Rafael Rangel es el hacedor del blog Crónicas de Cabimas. Se considera recolector de anécdotas. No es historiador y mucho menos cronista. Pero tiene una habilidad muy particular para redactar las historias que se desarrollaron mientras Cabimas se convertía en ciudad. El auge económico, la nacionalización del petróleo y los sitios de encuentros se pueden ubicar en el portal electrónico.

Cuenta que hace 10 años comenzó a darle forma a la idea de contar desde lo más popular hasta lo más simple de Cabimas. Le encanta escuchar historias en las que incluso hilvana a sus antecesores y quienes con satisfacción cuentan que también han sido pioneros -de cierta manera- en contribuir con la evolución de la localidad. “Cabimas posee innovación y los 80 es una época para recordar”.

Centro comercial La Fuente

A inicios de la década de los 80 se culmina  la construcción del  centro comercial La Fuente. Allí se inauguró el cine en el que muchos vieron películas como Menudo, ET el Extraterreste,  Gasparín, Pocahontas, El Rey León, Jurassic Park, Power Rangers, Twister, Godzilla y muchos otros largometrajes. Hace 16 años ya no hay cines en Cabimas.

Apartamentos Gran Sabana

En 1982 comenzó la construcción de Gran Sabana; sin embargo, con la bancarrota del Banco de los Trabajadores de Venezuela (BTV) en 1983 luego del Viernes Negro, se suspendió su construcción hasta 1987, cuando recomenzó y fue inaugurado en 1988, al igual que los conjuntos residenciales Villa Delicias, Playa Verde, Ambrosio y Copaiba.

UNERMB

En 1983 es fundada la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt (UNERMB), establece su sede inicial en el antiguo hospital en el sector Punta Icotea hasta la construcción de su sede principal en el sector Los Laureles.

LUZ para Cabimas

En 1987 se construye el nuevo edificio de Ingeniería de Cabimas y el edificio del programa de Ciencias Económicas y Educación de la Universidad del Zulia.

Los rumbones

El Club Lago La Salina,  Club La Salina y Club de Fuerzas Armadas de Cooperación (FAC) se convirtieron en escenario para recibir a las orquestas, cantantes y artistas del momento. Se celebraba el debut de las quinceañeras y eran los sitios más concurridos. La FAC desapareció, en el lugar construyeron el Centro de Diagnóstico Integral Las 40.

07 de Junio de 2013
Crisbelis María Salas / Cabimas / noticias@laverdad.com

Pedro Oporto



Pedro Oporto nació en  Barcelona, estado Anzoátegui, el 8 de julio de 1902. A la edad de ocho años perdió a sus padres y quedó al cuidado de una tía.

Ccorriendo el año 1912 recibió consejos y orientación de un viejo pintor francés supuestamente apellidado Perrouguet, quien cada tarde recibía a este muchachito menudo y tímido en donde funcionaba su desordenado estudio. También a temprana edad se dedicó a tallar la madera y a los 12 años elaboró un Cristo Negro que regaló a la iglesia del pueblo y del cual él mismo señaló en una entrevista al diario Panorama (1) desconocer su paradero definitivo.


De esa época recordaba Oporto su disposición a dibujar a algunos personajes de su pueblo. Así fue como en plena época gomecista elaboró un retrato del Gobernador de Anzoátegui y este le regaló 20 bolívares, el primer pago formal que recibió por una obra suya.

No obstante, alguien con su sensibilidad no era persona de quedarse en un solo lugar a la espera de que los tiempos cambiaran. Movido por su afán de lograr mejores condiciones de vida, en su adolescencia viajó a Ciudad Bolívar, donde luego de pasar diversas penurias fue acogido por la familia Larrazábal Ugueto. De allí se trasladaría a Caracas, con 18 años de edad, en búsqueda de mejores oportunidades de vida.

A principios de la década de 1920 se inscribió en el Círculo de Bellas Artes y por un corto periodo recibió formación artística, la cual no pudo seguir debido a la falta de recursos económicos. Atrás quedó la esperanza de un viaje a París para continuar sus estudios de pintura, ante la falta de concreción de una beca o de apoyo oficial.

En esos años se dedicaba a diversas actividades para sobrevivir: decoró zaguanes en las casonas de El Paraíso y algún amigo le consiguió la oportunidad de hacer dibujos publicitarios para la Litografía El Comercio.


Al referirse a este periodo en la vida del pintor, la educadora y ensayista Nancy Noguera expresó en un folleto dedicado a Oporto: “Caracas era una ciudad complicada y difícil para un joven soñador con muchos proyectos en la cabeza, pero sin dinero, tímido y con muy pocas relaciones. Por ello, tres años más tarde se marcha a probar suerte en Maracaibo y se inscribe como parte de la tripulación del vapor “Progreso”, con el que recorre las Antillas”. Más tarde llegaría al grado de contramaestre en esa misma embarcación.

Mientras tanto, en el occidente del país, la fiebre del Oro Negro emergía con furor en el estado Zulia. En 1922, el reventón del pozo Barrosos II en Cabimas despertaba la codicia de las potencias mundiales y el interés de un pueblo, carente de oportunidades para el desarrollo social, que vio en la industria petrolera su esperanza de progreso.

Viviendo en en Zulia, Pedro ejerció otros oficios para ganarse la vida y así se desempeñó como herrero y electricista en las transnacionales de la época, la Creole Petroleum Corporation y la Mene Grande Oil  Company.

Ya establecido en Cabimas, tierra agreste que vive a espaldas del petróleo explotado por intereses foráneos, desarrolló algunas habilidades que le permitieron su sustento en el futuro: estudió por correspondencia mecánica dental y fotografía, ambos oficios por los que sería ampliamente conocido. Un técnico norteamericano le traducía las enseñanzas que le llegaban del Instituto de Filadelfia.

No dejó de pintar en ese tiempo, pero esto ya no era su objetivo principal. Mantuvo una constante necesidad de conocimiento, algo que ratifica la abogada Flor Romero, quien fungiera como directora del Instituto Municipal de Cultura y Bellas Artes en Cabimas (IMCBA) en un artículo publicado en Panorama (2): “lee todo cuanto cae en sus manos, se hace miembro de la Logia Masónica de Cabimas, aprende a tocar el arpa…”. Aquí instaló su gabinete dental, donde confeccionaba prótesis; y un estudio fotográfico, de los primeros reconocidos en la localidad, los cuales se encontraban ubicados por los alrededores del cementerio viejo de la ciudad. Paralelamente, continuaba con su labor artística, ya acompañado por Mélida Padrón, con quien se casó en 1926  y estableció una sólida familia en la que procreó cuatro hijos:Edicta de García, quien también se dedicaría a la pintura; Alfonso; Nelly de Salazar y Pedro.

"El Romántico" de Pedro Oporto.

La labor pictórica de  Oporto es consistente a lo largo de estos años. Él mismo afirmaba: “Yo no soy pintor, yo nací con la pintura”.  Su imaginación alzaba vuelo y con sus mínimos conocimientos, casi un autodidacta, pintó cuadros simbolistas como La realidad de la vida, fechado en 1943, en el cual presentaba una mujer desnuda acostada sobre un libro abierto y rodeada de osamentas; La Primavera, también de ese mismo año, mostraba a una mujer de larga cabellera, al estilo de las antiguas diosas greco-romanas, en un entorno de vegetación y flores. En Visión recreaba un sueño de juventud en el cual su madre muerta se le aparecía cuando se encontraba acompañado por su tía. Para la Logia Ricaurte No. 82, de la cual formaba parte como masón, pintó un retrato del General Rafael Urdaneta.

En 1947 se atrevió a montar una exposición de sus obras en el local de la farmacia de Víctor Romero Galué, según él mismo lo manifestó a Jesús Prieto Soto, información recogida en el libro Cultura y Petroplástica Costa Oriental (3).

El trabajo artístico de Pedro Oporto ha sido clasificado por lo general dentro de la corriente del arte popular venezolano, antes marginado y cuya visibilidad fue recuperada a partir de la década de 1970. Quien pretenda buscar en él los rigores de la pintura academicista se encontrará con una obra apartada de la perfección clásica, si bien el artista toma de esta fuente con las limitaciones propias de alguien no formado apropiadamente en las escuelas de arte de la época.

"Ninfa" de Pedro Oporto

Prieto Soto lo consideraba como un “copista y pintor autodidacta. Los temas simbólicos los llevó a la tela con una técnica realista, que recuerda la pormenorización de los pintores primitivos, y detrás de la cual se plasma una intensa cualidad poética”

Para el periodista y crítico de arte Sergio Antillano, Oporto “pintó el sentimiento, el mito, el amor, el pecado capital y la aventura solo para que recordemos”. Por su parte, Nancy Noguera, en su artículo Arte popular en Venezuela: raíces y vigencia (4) es más precisa:

"Las Espigadoras"

Como hombre polifacético, entre sus amigos Pedro se hizo famoso por sus habilidades como prestidigitador y en más de una ocasión presentó un espectáculo de magia ante maravillados asistentes. También fue un inventor popular y entre sus creaciones se encuentran un candado de combinación, una alarma de vibraciones y una cámara de revelado fotográfico, las cuales lamentablemente nunca fueron patentadas.

Si bien la obra de este creador siempre fue apreciada por quienes le conocían, es a partir de la década de 1970 cuando su labor es mayormente reivindicada y reconocida. Por ejemplo, en ocasión del famoso Congreso Cultural Cabimas 70, el médico y artista conceptual Carlos Contramaestre organizó una exposición con pintores locales, en la cual mostraron sus producciones Rafael Chirinos, Emilia Navarro, Rafael Vargas, Pedro Oporto y Edicta Oporto de García, su hija. En esa ocasión, mostró las pinturas Sueño de Libertad, la Santa Cena, Tinieblas, Acacia y Visión.


En 1979, luego de la toma de la Escuela de Artes Plásticas de Cabimas, la directora del Instituto Zuliano de la Cultura, Lía de Bermúdez, anunció el cambio de nombre de dicha institución. Así, a partir del 2 de abril de ese año se llamaría Escuela de Artes Plásticas Pedro Oporto en lugar de Vitaliano Rossi, como un justo homenaje a la figura del pintor popular.

Un mes después, el 21 de mayo de 1979, el Centro Filosófico del liceo Hermágoras Chávez en Cabimas organizó el evento Nueve hombres y un propósito después de El Chorro, el cual era una manera de mostrar que en nuestra ciudad no solamente se producía petróleo y calor, sino también artistas, a pesar de su estado deprimente. “Somos seres que tenemos mucho que dar, seres que a pesar de las privaciones pueden pintar cuadros como todos esos que ustedes aprecian aquí”, afirmó en el acto inaugural José Gregorio González, presidente del centro. Entre los homenajeados no podía faltar Pedro Oporto.

Luego, entre el 1 y 8 de julio de 1979, se efectuó la única retrospectiva que se ha hecho del pintor, organizada en un espacio del entonces Centro Comercial Borjas, en la carretera H en Cabimas. Esta muestra, que recogía sus creaciones de los últimos 40 años, así como sus inventos y demás creaciones, contó con Flor Romero, Agustín Prieto, Abimelet Pinto, Alix Guerra y Edicta Oporto de García como organizadores, constituidos como Comité Pro Rescate del Arte Popular. Sergio Antillano, entonces director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, estuvo presente y habló acerca de la trayectoria del homenajeado.

Oporto estaría presente también en el II Congreso Cultural Cabimas 80-81, con el cuadro titulado Sueños de Libertad, el cual presidió la exposición montada en los salones del IMCBA el 5 de diciembre de 1980.

Entre el 23 y el 30 de octubre de 1981, el Instituto Municipal de la Cultura y Bellas Artes de Cabimas, bajo la gestión de Flor Romero, ofreció una exposición colectiva titulada Los Pintores Populares y el Infierno Petrolero, en la cual Pedro Oporto compartió espacio con otros creadores populares como Rafael Vargas, Luis Alberto Sánchez, Rafael Chirinos y Ángel Benito Pirela.
A sus 80 años, todavía se mantenía visible en los actos culturales locales y presto acudió a la inauguración del I Salón de Pintura Lagoven Costa Oriental el 30 de noviembre de 1982, donde posó junto a Emerio Darío Lunar y Margarita Soto, en un encuentro muy significativo para la cultura cabimense.

El 28 de diciembre de 1984, a los 82 años, falleció el artista popular, el creador permanente, el que hizo de la tierra petrolera su última parada y morada, pero sobre todo el hombre inquieto que no supo limitarse ante las circunstancias que rodearon su vida. Ese mismo año, la galería Malú Fuenmayor de la Secretaría de Cultura del Estado Zulia, presentó una muestra de algunas de sus obras, aquellas que se conservaban en el entorno familiar. Tres años más tarde, el Museo de Petare presentó la exposición Color y Calor de Cabimas, en homenaje póstumo a Oporto y Rafael Vargas(6).

Como colofón y para ratificar la percepción que se tiene de que su producción artística fue subvalorada por la crítica y el público en su momento, es muy esclarecedor el comentario del crítico de arte Roberto Guevara, quien calificó a Pedro Oporto como un “artista singularísimo, extravagante y original florecido a la sombra de las más peculiares circunstancias y con una suerte tercamente ingrata. Casi toda la obra perdida, destruida y sin ubicar. Como el retrato de general gomecista por el que le obsequiaron veinte bolívares. O las diosas del Art Noveau borradas por un inclemente aguacero cuando fueron olvidadas en el patio. O peor aún, por los cientos de trabajos que pasaron de mano en mano, todas indiferentes, todas despectivas, hasta conducirlos al más absoluto de los destinos: la destrucción.”

José Gregorio Marcano
mundoparnasiano.blogspot.com





Flor Romero

Flor Romero y su Esposo

Flor María Romero González, nació en Quisiro el siete de diciembre de 1934. Obtuvo el título de abogada en la Universidad de Los Andes en 1958 y el mismo año el doctorado en derecho en la misma universidad.

Flor Romero es considerada por muchos como una de las más importantes conocedoras y propulsoras del arte en Venezuela. Además desarrolló una destacada labor como promotora cultural en varias ciudades del país: Cabimas, Maracaibo, Caracas, entre otras.

Su gestión es reconocida como directora del Instituto Municipal de Cultura y Bellas Artes de Cabimas desde 1980 hasta 1989, desde donde tuvo la feliz iniciativa de aupar la creación del Museo de Arte Popular Salvador Valero de Trujillo, este último al lado del antropólogo Francisco Prada, siendo asesora permanente hasta su muerte. 


Fue presidenta del movimiento “Los Poderes Creadores del Pueblo Aquiles Nazoa” en el municipio Bolívar y del Comité de Solidaridad en Nicaragua hasta la caída de Somoza, mientras trabajó en música, teatro y artes. Participó en infinidad de actividades culturales y organizó numerosas exposiciones de destacados representantes del arte popular. Fue miembro de la Comisión Presidencial del Bicentenario del General Rafael Urdaneta en 1987-1989, ambos en el municipio Bolívar. También fue fundadora del Museo Bárbaro Rivas de Petare en Caracas.

Flor Romero fue una de las personas que más le ha dado a los artistas de la ciudad de Cabimas, donde había fijado residencia y una de sus últimas intervenciones públicas fue en la inauguración del Museo Margarita Soto de la misma ciudad.

Hoy una de sus salas expositivas lleva su nombre, así nos lo hizo saber la pintora Elsie Arratia, hija de Margarita Soto. Desde esa misma ciudad de Cabimas participó activamente en la organización del Congreso Cultural “Cabimas 70”.

El Zulia Plural.

Libro “Cabimas Kupaiwa 350 a.C. – 1960”



Libro “Cabimas Kupaiwa 350 a.C. – 1960”
Autores: Carlos Medina y Alberto Fernández
 Editorial Busaca, Maracaibo. 2011. Páginas: 335.

jueves, 12 de enero de 2017

Libro Cabimas Memorias de un Pueblo Petrolero


Cabimas: Memoria de un Pueblo Petrolero, un texto que está dedicado a la memoria anecdótica de la ciudad petrolera, realizado por Dionisio Brito y Jorge Luis Barboza, los encargados de recopilar este majestuoso acontecer que nos lleva a conocer más de esta urbe oriental.


Cabimas: Memoria de un Pueblo Petrolero, constituye un importante aporte para la historia de nuestro estado, tanto por las imágenes, como por los textos «en virtud de que permite comprender la evolución geohistórica del municipio. El mismo tiene como principal destinatario a la nueva generación de lectores, que pueden apreciar el legado que dejaron los antepasados que construyeron la ciudad, elevando así el sentido de ser cabimenses.
Los compiladores
Dionisio Brito es profesor titular de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt. licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, área Historia. Magíster Scientiarum y doctor en Ciencias Políticas por la Universidad del Zulia. Investigador invitado de la Universidad Complutense de Madrid y profesor visitante en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede México. Docente-Investigador adscrito al Centro de Investigaciones Educativas y al Centro de Estudio Histórico y Culturales del Programa Educación Unermb.
Jorge Luis Barboza es profesor asociado de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, programa educacional adscrito al departamento de Lengua y Literatura. Licenciado en Letras, mención Letras Hispánicas en la Universidad del Zulia. Magíster Scientiarum en Docencia para la Educación Superior (Unermb). Investigador del Peii-A. Autor de libros sobre estrategias de Lengua y Literatura y de una colección sobre comprensión lectora para primaria. Editor y cuentista.