miércoles, 18 de noviembre de 2015

PENSE QUE SE ESTABA ACABANDO EL MUNDO.

Uno de los peores sustos que me he llevado en mi vida, sucedió en Cabimas en las adyacencias del casco central en los años 60

En una oportunidad en que los jóvenes menores nos encontrábamos preparándonos para asistir a la escuela Manuel Méndez que aún se encuentra ubicada al final de la calle El Rosario, se escucharon unas explosiones que sacudieron y rompieron algunos vidrios de las casas y que igualmente ocasionaron destrucción de las ventanas del hospital general de Cabimas Dr. Adolfo D´Empaire cuando éste funcionaba en lo que es hoy el rectorado de la UNERMB, la casa de la cultura y la escuela de artes plásticas Pedro Oporto.

En verdad aquel día, como a las 12 y 20 minutos, yo no me sentía muy animado para ir al colegio y lo primero que deseé cuando me estaba vistiendo fue que cayera un palo de agua, para no tener que ir.
Pero justamente cuando mis pensamientos estaban en la negativa de no querer ir, fue cuando se escuchó la gran explosión.

 Lo primero que hice fue salir al frente y pude ver a la gente atribulada que corría de un lado para otro con cara de tragedia y manifestando con llanto y desesperación que estaba ocurriendo una desgracia. En medio de toda aquella confusión le escuche decir a un vecino que tenia que ir urgentemente al colegio por su hijo. 

Dentro de mi inocencia, e ingenuidad pensé que mis pensamientos con respecto al colegio se habían cumplido, y por eso estaba sucediendo todo aquello. No pude evitar sentirme culpable, sabiendo que era castigo de Dios por mi negativa con respecto al colegio.

En ese entonces la ingenuidad se mezclaba con el temor a Dios pues a uno le habían vendido la imagen de que Dios era un ser castigador e implacable con aquellas personas que pecaban con sus pensamientos.

Aquello fue algo horrible, en un instante el cielo se empezó a oscurecer como producto del espeso y extenso humo negro que cubrió todo aquel medio día soleado, haciendo que las calles aledañas al sitio de la explosión se pusieran completamente a oscuras en cuestiones de minutos. 

Al poco rato le escuche decir a mi papa, que justamente en el momento en que algunos niños venían del colegio y pasaban justamente frente a una zanja que está ubicada en la esquina donde hoy está el centro comercial Longimar, donde funciona una oficina del Regional del Zulia, había ocurrido una explosión que se extendió a lo largo de la calle que pasa por el frente de la gran papelería y fue levantando las tapas de cemento que cubrían la zanja, pasando por el hoy centro comercial marfil, hasta llegar a la playa aledaña al centro comercial la fuente. 

Aquella explosión se había originado por una fuga de petróleo y gases acumulados y probablemente la colilla de un cigarrillo fue el detonante que entonces dejó un saldo de varios estudiantes heridos con quemaduras de consideración sin ningún saldo de muertos.