martes, 14 de marzo de 2017

LLEGO TIA JUANA.

Muchachos corramos que llegó tía Juana. Así recibían los peones y la muchachada a su patrona Doña Juana Villamil de Romero, cuando llegaba cargada de comestibles e insumos para las actividades laborables de su hato, identificado con el nombre de tía Juana.

Ese hato abarcaba un extenso terreno en lo que es hoy los ríos Ulé y Tamare la urbanización el prado y urbanización Venezuela. Tras la muerte de Aniceto Quero uno de sus descendientes el hato fue tomado por la fuerza y expropiado en el año de 1923 a favor de la empresa Royal Dutch Shell.

En esa época el traslado para ese lugar era por trillas muy peligrosas, llenas de piedra, maleza y caminos culebreros, sin embargo, no se descarta de que de vez en cuando lo hiciera por vía lacustre.

Sobre esta noble y abnegada mujer hay mucho que decir, sobre todo de su bondad y espíritu caritativo, que la mantenía en constante actividad de cooperación con los habitantes de la Cabimas en los años de 1825. Ese espíritu de incomible solidaridad, hizo que las personas la llamaran cariñosamente tía Juana.

Años después con la llegada de las empresas transnacionales esos terrenos que ya habían sido expropiados lo identificaron con su nombre y de allí se deriva el origen del sector tia Juana.

Juana nació en Maracáibo a comienzos del siglo XIX, probablemente de padre blanco y madre morena, por lo que deducimos que Juana era de color trigueño, rasgos estos muy comunes en la comunidad mantuana de entonces.

He de hacer notar el hecho, de que son muchas personas las que piensan equivocadamente que el color trigueño es un moreno oscuro y no es así. Cuando los españoles llegaban a la provincia de Venezuela, entonces territorio español y veían a una mujer de tez blanco amarillón la llamaron trigueña, pues se inspiraron en el color de la espiga del trigo que es dorada y es de allí de donde viene la palabra trigueña.

Hagamos un poco de historia. Lorenzo Romero al igual que su padre eran españoles nacidos en esta tierra, cuando entonces éramos provincia de España y por tanto adquirían la nacionalidad del imperio colonizador.

Lorenzo y otros realistas que habían sido convocados a pelear en el campo de Carabobo en el año de 1821, cuya batalla perdieron, fueron reunidos de nuevo por el "mocho" Morales para librar la última confrontación, como lo fue la batalla naval del lago en 1823, donde de nuevo son derrotados.

Por cierto, que por ser Maracaibo el último bastión de la corona española en ser conquistado por las fuerzas patriotas, es que aquí se habla utilizando en vos, en vez de tu.

Lorenzo Romero y otros españoles fueron beneficiados por un decreto de admitía por el gobierno constituido de Venezuela, pero que no les permitían la tenencia de las tierras, a menos que fueran casados con venezolanas criollas. Lorenzo había heredado unas tierras de su padre, también de nombre Lorenzo Romero y fue entonces que conoció a la joven Juana Villamil, con la cual contrajo matrimonio en el año 1823 y se trasladaron a Cabimas, donde fundaron un hato con el nombre de la nobleza.

La señora Juana se convirtió en una mujer de empuje y firmes decisiones, por lo que también se le llamó aquí la cacique. (Quien sabe si de allí se inspiró Romulo Gallegos para escribir su novela doña bárbara).

Su liderazgo se hizo notar entre los pobladores de la entonces apacigua Cabimas, un lugar de pocos habitantes, cuyas tierras vírgenes aguardaban a ser violadas por las transnacionales que vinieron después por el codiciado oro negro, lo cual marcó un antes y un después en este noble pueblo. Juana tuvo varios hijos y nietos, a los cuales les enseño a leer y escribir en su casa de habitación ubicada en la calle el rosario del casco central, extendiendo esa noble tarea a otras personas que así se lo solicitaron.

Esta Valerosa mujer, le concedió suma importancia al sano esparcimiento y donó los terrenos para la construcción de lo que es hoy la plaza Bolívar e igualmente donó los terrenos para la construcción de lo que es hoy la catedral nuestra señora del Rosario en el año 1829. Se dice qeu sus restos estan bajo la misma.

A uno de sus nietos de nombre Aniceto Romero es a quien se le acredita la herencia de sus tierras. Aniceto falleció en el año de 1912, y es muy probable que haya tenido parentesco con Arturo Romero, conocido después con el apodo de palito Romero, de quien ya entregué una historia.

MEMORIAS DEL PASADO.
Relatos históricos de Cabimas.
Nestor Luis Perez Borjas